miércoles, 20 de marzo de 2013

POR FIN LO SABÍA (Mercedes Peris López)


Por fin lo sabía, ahora si, había tomado la firme decisión, hoy, sería hoy,......
La mañana era extrañamente gélida, sentía un frío que le alcanzaba los huesos, y sin embargo su mente estaba clara, cristalina,  despejada,...
Aquella  idea le brotó, como brota un volcán, empujando desde las entrañas hasta explosionar con violencia en el cráter.
Una vez más, el leve sonido de la llave en la cerradura, resonaba en su cabeza y le llenaba de pavor, el vello de su nuca se erizaba y su cuerpo se tensaba, él estaba entrando.
Entraba aquel infame animal, que la exigía cual esclava, actitud servil ante su amo, que la gritaba al menor error o torpeza, el que aplastaba con puño firme cada uno de sus sueños, si es que todavía le quedaban sueños.
Temblorosa se acercó, a saludarle, él la ignoró y siguió caminado por el pasillo, nunca sabía como actuar, tanto una cosa como la otra, podría ser motivo de reproche que actuaría como un resorte liberando su ira.
Le observaba a su espalda y la idea fija no dejaba de resonar en su cabeza hoy lo haría, no se merecería otra cosa, tenía que acabar de una vez por todas.
El, una vez más tiró su abrigo al sofá, ella tendría que recogerlo, cual perro a por su hueso, como si tuviera que agradecerle todavía que le diera una utilidad a su existencia.
- Ruin, eres ruin, indolente, manipulador,cabrón, para ti soy solo basura, pero sin mí tu no eres nadie, me necesitas para creer que eres más hombre, que tienes poder, y lo único que eres, es un cobarde- pensaba mientras le veía acercarse al lavabo y afanarse en limpiarse una y otra vez las manos, se tiró violentamente de la camisa y los botones rodaron por el suelo, ella pensó que habría tenido un mal día, y se preparó sabiendo adonde conduciría, inevitablemente,eso.
salió goteando, del baño semidesnudo, con sus botas resonando por todo el pasillo, siempre hacia notar que pisaba fuerte, que el mandaba allí, que aquel era su territorio, le enfermaba cada vez más oír aquellos pasos.
entró en la habitación, y empezó a vaciar los cajones, tirando todo por el suelo, arrancó la ropa de las perchas que dejó desperdigadas por todos lados, hoy va a ser uno de esos días difíciles, pensó mientras recogía a sus pies, una de sus corbatas lanzadas por a su antojo.
-Con esto, ¡eso es!, utilizaré esta corbata para estrangularle, le apretaré con todas mis fuerzas, y no le dejaré respirar hasta que se ponga azul, hasta que lentamente agonice y se ahogue cual pez fuera del agua-, su mente era un hervidero y no dejaba de darle vueltas a cada detalle.
- Debo actuar con precisión, un error y la muerta acabaría siendo yo, tengo que atacarle por la espalda, por sorpresa, donde no pueda reaccionar ni defenderse, ¡oh Dios mío!, tienes que darme fuerzas-.
El se dirigía hacia el salón con una vieja camiseta de los Laikers, esa misma que muchas veces acabo teñida con su propia sangre tras sus brutales palizas.
Se sentó en su sillón favorito, y por un momento se quedó absorto, mirando al vacío, ésta era su oportunidad, tenía que actuar con sigilo, sus manos asían con fuerza la corbata, las hizo girar sobre sus dedos para tensar aquella prenda que le daría por fin la libertad, La Paz, la vida en definitiva que había perdido,  no sabe cuantos años atrás.
cada paso era un suplicio, los nervios le agarrotaban la boca del estómago, y su respiración era un hilo de aire apenas perceptible, la fiera estaba tranquila, indefensa, no se esperaría nunca este ataque, la sorpresa sería su aliado.
Apenas un metro y le tendría a su alcance, la expresión de su cara era de total determinación, y en su cabeza resonaba una y otra vez, -Se lo merece, se lo merece, se lo merece-.
Levantó lentamente los brazos, alzando la corbata tensa, respiro una gran bocanada de aire para coger fuerzas, y cuando estaba apunto de envolverle  la cabeza con ella, el se giró hacia el teléfono, con lo que sus brazos quedaron paralizados y suspendidos en el aire, la respiración contenida y dudó en desechar su idea.
En esas décimas de segundo, se concentró en no desfallecer, tenía que aguantar, un poco mas, en cuanto acabe de hablar, en cuanto acabe de hablar, cerró los ojos y escuchó por primera vez la conversación que mantenía por teléfono, 
-Si yo soy su marido- contestaba a las preguntas del otro lado,
-Fué este mediodía-, -¿cómo?-, sí,
-La dejé allí mismo, tirada en el suelo de la cocina, se ha estado desangrando poco a poco, hace ya horas de esto-
-No tengo intención de moverme, aquí les espero-
Su mente estaba confusa, se giró y se dirigió lentamente a la cocina, el miedo de su cara lo decía todo, el impacto fue brutal, allí estaba tirada sobre un gran charco de sangre oscura y coagulada, sus ojos llenos de terror, la miraban directamente, una vez más llegaba tarde

3 comentarios:

  1. Mercedes, soy Alicia del grupo de Literatura.
    Me ha dejado impactada tu relato, real como la vida misma, escribes muy bien y muy original, es mi modesta opinión

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  2. MUCHAS GRACIAS ALICIA, SÓLO SOY UNA AFICIONADA NOVATA, PERO ME DIVIERTE CREAR HISTORIAS

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